viernes, 29 de julio de 2011

pedro sanchez: TEXTOS

Un día sin mediar ardid, o medió?, en Valladolid, se me reveló un conjunto escultórico. Venía en plenitud plateresca, vaya gresca, de lo inconcebible en la doma parlante de la piedra, para exaltación condal con caudal. En una sala desubicada, marginalizada, pero allí entronada, atronadora, exultante, embriagadora, retadora, sobrecogedora, ensalzada (en sal y azada), colocada a nivel de la mirada, silenciosa, licenciosa, pecaminosa casi de tan gozosa. Adensando el espacio. Ruborizando el silencio la vi.

Apabullado mis ojos callaron-cayeron derrotados en una mano del magnífico conjunto escultórico del Santo entierro de Juan de Juni.

Una mano vista, mirada en la densidad de la emoción dolorizada. Estaba ahíta del cansino peso de la quietud vulnerable inerme e inerte de la muerte. Una mano viva de tan muerta.

Quedé conmovido, quieto –como movido- por aquella mano. Pensé que las manos persiguen mi recorrido plástico, mi peregrinaje artístico –Velázquez, Guayasamín, Seco, ahora Juan de Juni- Sin duda de todas ellas era la más muerta, la más viviente en su mortandaz.

Una mano emanando cansancio, fluyendo derrota, doliendo fracaso. Exhalando verdad de tiempo acabado, de susurro sin aliento, profundidad de vacío.

Allí, sin alharacas, sobreposada en vientre ya no cierto, en la certidumbre del no ser. Aplastada, vencida, fracasada en un dios amaderado, desenmascarado, humanizado, tocado del silencio final, del misterio silencioso de la nada, en la quietud irritante del no más y a otra cosa.

Lo profundo es el aire decía su convecino Guillén. En la profundidad del aire, de la profundidad del aire surgía, flotaba derrotada, descansaba por siempre una mano trampa, escarnecida, dolorida, entumecida, vencida, abandonada (¡Padre por qué me has abandonado!), tendida, abrumada en la nada, navegando en la brumosa sombra de lo ya no.

Mano fracasada en la ternura, en la textura tergiversada a la que se le negó, y se negó, el abrazo abrasante de la amante. Escamoteada, negada a un cuerpo apasionado para que un berbiquí de disloque ideológico, trastoque su renuncia al amor (¡horror y dolor!).

Rehundida, sin vida, tan viva en su muerte, su suerte vivida “morida”. Mano izquierda pecadora, anuladora, endemoniante, rechazable ¡tan adorable!

Junitallada, detallada, mano lágrima, mano tiempo, mano que fue mano y ahora es pura emoción emocionante, ensimismante.

La historia del arte en esa mano que no es mano a pesar de ser truculenta mano humana. Mano sufrimiento. Y a quién le importa un pimiento si es mano de abatimiento que en bolsa no cotiza ni un ciento?28JUL11

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